
Desde hace algunos años, se puede ver una gran ola de gente que pretende “dejar la carne”. Parecería ser que para algunos, la carne es el principal factor perjudicial para salud. Pero, ¿cuánto hay de cierto y cuánto de mito existe alrededor de este alimento?
Hace unos años un informe de la OMS clasificó a las carnes procesadas como un alimento que aumenta la incidencia de cáncer. Esta clasificación hizo que muchos medios de comunicación sesgaran la información, logrando un gran impacto que lógicamente los benefician.
Evidentemente tener una alimentación basada en mortadelas, salchichas y salames es perjudicial para la salud, no hay duda de ello. Sin embargo, el problema es que se incluye la carne fresca dentro de este grupo. Además se recortó una parte importante del informe de la OMS donde claramente recomienda NO dejar de comer carne para tener una buena salud.
Por otro lado, muchas revisiones de estudios (estudio 1, estudio 2, estudio 3, estudio 4, estudio 5) muestran una relación inversa entre el consumo de carne y la incidencia de cáncer. Otros investigadores recopilaron datos de 175 países donde se cubre aproximadamente el 90% de la población mundial, corrigiendo efectos de otras variables importantes que impactan en la salud; y llegaron a las siguientes conclusiones:
· “El completo perfil nutricional de la carne y la adaptación humana a su consumo han permitido a los seres humanos obtener muchos beneficios físicos, incluida la mayor esperanza de vida. Las razones directas subyacentes pueden ser que la carne no solo proporciona energía, sino también nutrientes completos al cuerpo humano. Desde el punto de vista evolutivo, se puede decir que la carne ha sido un componente indispensable en la dieta humana durante millones de años, lo que se evidencia, genéticamente, por las enzimas que digieren la carne y la anatomía del tracto digestivo”
· “El aporte energético procedente de los carbohidratos de cultivos, como el cereal y los tubérculos, no conduce a una mayor esperanza de vida. Sin embargo, el consumo de carne, SI tiene influencia directa sobre la salud a largo plazo”.
· El equipo sugiere que los resultados de las investigaciones sobre la importancia de la carne en la salud varían dependiendo de los grupos de personas que se estudien y de los tipos de carne que se decidan considerar. Sin embargo, sostienen que, cuando se consideran todos los tipos de carne para todas las poblaciones, como ocurre en su estudio, “la correlación positiva entre el consumo de carne y la salud general a nivel poblacional no es esporádica”.
Visto todo estoy podemos concluir con que la carne es un gran alimento que convivió desde siempre con nuestra especie. Por lo tanto nuestro organismo esta bien adaptado, lo que nos permite extraer grandes beneficios de su consumo sin afectar a nuestra salud en general.
Sin embargo, es importante tener en cuenta lo que comentábamos al principio, no todos los tipos de carnes son iguales. Es importante priorizar la carne no procesada, sin conservantes ni aditivos. En especial, la carne de vaca alimentada con pasto posee mas nutrientes anticancerígenos como Omega 3, ácido linoleico conjugado, luteina, por lo que sería mejor intentar consumir este tipo de carne dentro de nuestras posibilidades.
Como sucede con todo, el abuso tampoco es bueno, es recomendable rotar el tipo de carne, pasando por órganos (hígado, corazón, sesos, etc); pollo; cerdo y pescado. Y por que no, consumir otras fuentes proteicas como las legumbes (lentejas, porotos, garbanzos), otras de origen vegetales y los huevos.
De la misma manera es importante rotar los métodos de cocción. Los mas lentos, por ejemplo, guisados y estofados, son los mas recomendados para disminuir posibles compuestos tóxicos generados en la combustión. Mientras que los mas agresivos, esos que chamuscan la carne deberían restringirse para casos especiales. Siempre que hagamos un asado es importante procurar tener las brasas bien encendidas y paciencia para alcanzar el punto de cocción justo, recordemos que el buen asado es el premio a la paciencia.