Como sobrevivir a las comilonas de fin de año.

En estas fechas, la mezcla de espíritu navideño y la sensación de cierre de un ciclo con comienzo de otro; genera una catarata de eventos y reuniones sociales que inundan nuestras agendas proponiéndonos cócteles de comida “basura”, bebidas calóricas y pocas horas de sueño. Todo apunta a dos opciones, o convertirnos en unos ermitaños antisociales o bajar la guardia y entregarnos al exceso sin medir las consecuencias.

Afianzar lazos sociales es parte fundamental para mantener una vida saludable y plena.

Por mi parte estoy muy en contra de lo mensajes del tipo “la vida es una lucha contaste”; “hay que levantarse cada a día a pelearla”. Creo que hay que disfrutar de la vida, pues sólo tenemos una, eso no quiere decir que no haya que esforzarse para alcanzar nuestros objetivos, sino que hay que aprender a disfrutar del camino. Y las relaciones son un punto importante en ese disfrute; por lo tanto estos eventos son en cierta forma cruciales para generar lazos sociales fuertes, mejorando nuestra calidad de vida.

Igualmente, bajo esta premisa de disfrutar y alejarse de la perfección, hay pequeñas acciones que podemos implementar para amortiguar un poco el impacto de estos días de ingestas poco saludables. Aquí dejo algunas recomendaciones que a menudo utilizo:

Escoge bien tus batallas.

Muchas veces, participamos de eventos con personas que realmente inciden poco en nuestras vidas, ¿si no nos hemos visto durante todo el año o quizás más tiempo, realmente qué necesidad hay de reunirnos antes de fin año? Estas veladas realmente no suman nada, muchas veces participamos sólo por el hecho de lo que opinarán en nuestra ausencia.

Prepárate para las batallas

Si tenemos la suerte de ser parte de la organización; intentemos que sea una cena, si fuera un almuerzo sería mucho más difícil no extender la comilona por lo que resta del día. En lo posible fuera de nuestras casas; para muchos es muy difícil enfrentar los restos de pizza y helado en nuestra heladera y no comerlos al otro día. Por último no consecutivo con otra comilona porque quizás nuestro cerebro creerá que la nueva regla alimentaria son las excepciones.
Aunque no participemos de la organización, sabremos con antelación el día, por lo tanto un día antes es conveniente que nos moderemos con la comida (no hace falta ayunar, con comer menos sin pasar hambre está más que bien) y durmamos bien, la falta de sueño impacta en la resistencia a la insulina además que nos empeora el auto-control.

Empezar ese día con un desayuno potente, con pocos carbohidratos, muchas proteínas y grasa y beber mucha agua unas horas antes nos ayudarán a sentirnos más saciados. Entrenar una o dos horas antes (para vaciar las reservas de glucógeno) maximizará el porcentaje de calorías de la comida posterior que serán utilizadas para sintetizar músculo y no pasarán a nuestra reserva de grasa.

Mantente razonable durante las batallas.

Implementar una estrategia a la hora de comer puede amenizar el impacto.

La reunión fue generada para centrarnos en nuestras relaciones y nuestra atención debe estar en las conversaciones y las anécdotas; pero de vez en cuando poner una breve pausa mental para centrarnos en lo que comemos nos asegura que realmente estamos disfrutando la comida y nos evita excesos innecesarios; ¿para qué comer esa porción de pizza de mozzarella, si al lado tenemos esa con jamón y queso azul que nos vuela la cabeza? La primera papa frita es un manjar de dioses, y la número 20 ya no tanto ¿verdad?
No hace falta que quebremos TODAS nuestras “costumbres” alimenticias en una sola comida. Comer primero el asado o el vacío, dejando para después para los carbohidratos refinados, las papas fritas y las carnes procesadas nos ayudará a llenarnos con comida de mejor calidad. Tengamos en cuenta las calorías líquidas. Las bebidas azucaradas y las alcohólicas aportan muchas calorías vacías. Si queremos tomar algo que no sea agua podemos idealmente elegir bebidas sin calorías. Si no queremos evitar el alcohol, siempre son mejores opciones los vinos, los licores destilados y las cervezas (en ese orden) que los tragos mezclas de gaseosas o bebidas energizantes con alcohol, que multiplican las calorías y sustancias dañinas para nuestro organismo.

Después de los excesos no queda mas que volver a retomar el camino de la normalidad.

Recupérate para la próxima batalla.

Al día siguiente es importante escuchar nuestro cuerpo. Si nos pasamos, como seguramente pasó, el cuerpo nos avisará reduciendo nuestro apetito y nuestras ganas de comer (reducción de la hormona Leptina); entonces es hora de no forzar la situación, comamos hasta donde nos pida el cuerpo centrándonos en frutas, verduras y proteínas de calidad.
Si estamos adaptados y realizamos periódicamente ayunos intermitentes, esta es una buena oportunidad para usar esta herramienta, durante el día tomando café o té verde e hidratándonos hasta una cena normal, para al otro día levantarse y seguir con nuestra alimentación habitual.
Evitemos el arrepentimiento, lo hecho, hecho está y con arrepentirnos sólo lograremos elevar el cortisol (la hormona del stress) promoviendo un aumento en la acumulación de grasa.

Conclusión final.

La analogía de las comilonas con las batallas es simplemente un juego, no es para llevarlo tan a serio, volverse un talibán de la comida limpia y otra clase de extremos puede llevarnos a otros potenciales problemas.

Siempre debemos ser consistentes con nuestros objetivos y nuestra forma de vivir, pero al a vez ser elásticos, es decir, adaptarnos y flexionarnos lo necesario para luego volver nuestra normalidad. Nuestra búsqueda siempre apunta a un progreso constante y no a la perfección, haciendo las cosas “bien” el 80% de las veces para con el tiempo lograr un 90% obtendremos mejores resultados que estresándonos intentando hacer todo bien y frustrarnos por no conseguirlo.

Y por último, hay que recordar que siempre es más importante lo que hacemos entre Enero y Diciembre que lo que hacemos entre Diciembre y Enero.

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