Ideas para sobrevivir al apocalisis zombie y volverse mas fuerte (parte 5)

“… No hay nadie menos afortunado que el hombre a quien la adversidad olvida, pues no tiene oportunidad de ponerse a prueba …”

Séneca

Nuevamente nos encontramos en un día de cuarentena anti-corona. Imagino a esta altura de la cuarentena ya sabemos lo importante de no quedarnos en pijama todo el día, si aún no sabes de qué estamos hablando,  revisa los posteos anteriores, aquí, aquí, aquí y aquí; pero en resumen no cambiarnos para enfrentar un día sólo nos trae más complicaciones al asunto que nos preocupa. Un hábito que podemos ir incorporando en estos días de encierro es el de conectar un poco mas con la naturaleza. A este concepto se lo conoce en la actualidad como earthing o grounding. Y esta conexión se realiza de manera simple, teniendo contacto con una superficie natural, por ejemplo pasando unos minutos en descalzos sobre el pasto del jardín o cualquier lugar que tengas algo de naturaleza; si vives en un departamento deberías rebuscártelas un poco mas, pero seguro algo se nos puede ocurrir.

La hipótesis más importante sobre el por qué el earthing funciona se basa en que los electrones libres del a tierra neutralizan los radicales libres de nuestro cuerpo, estos son los responsables de la inflamación promotora de varias enfermedades crónicas producto de la civilización moderna. Siendo sincero, yo no creo mucho en esta hipótesis, pero que algo no tenga una explicación del todo convincente no quiere decir que no funcione y mucho menos que no podemos aprovecharnos de sus beneficios.

La realidad es que se han hecho muchísimos estudios para comprobar si realmente el earthing tiene algún efecto en nuestra fisiología, con resultados convincentes y beneficios bien comprobables. Los resultados de los diferentes estudios nos muestran que el earthing:

Reduce la viscosidad de la sangre y mejora la capacidad de variación de la frecuencia cardíaca. También se observaron mejoras en la presión arterial y en el control de la glucosa en sangre en pacientes con problemas de estos tipos.

Mejora la respuesta del sistema inmune, reduciendo la inflamación a la vez que mitiga la sensación de dolor.

Reduce los niveles de cortisol nocturno, de esta manera se logra conciliar un mejor sueño, con todos los beneficios que el buen sueño nos provee.

A nivel cerebral genera un efecto positivo en la actividad eléctrica y nos mejora el estado de ánimo.

Para obtener la mayoría de estos beneficios basta con unos diez minutos sin zapatos, ni medias en el pasto, o directamente acostarnos sobre él. Si tienes la posibilidad leer un libro apoyado en un árbol es una buena opción, y ni hablar si cuentas con un acuífero natural en tu casa (algo raro en la ciudad) un buen chapuzón de 10 minutos es lo que necesitamos; no sirven las piletas.

Esta actividad resulta relativamente fácil e inclusive una vez que todo esto de la cuarentena termina, va a resultar mas fácil encontrar lugares donde realizarlo. Recordemos que por más loca que parezca la hipótesis, lo cierto que es que la mayor parte de nuestra historia la hemos pasado en contacto con el suelo, hasta la llegada de las civilizaciones y las construcciones de asfalto y nuestros genes aún no evolucionaron lo suficiente para adaptarse a estas nuevas modificaciones.

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