El sueño es la única medicina efectiva
Sófocles
Un nuevo día de esta cuarentena anti-corona. Seguramente si ya has leído los post anteriores hoy te sacaste el pijama a primera hora. Si no lo hiciste podes verlos, aquí, aquí y aquí. Siguiendo en la línea de aprovechar este contexto para volvernos mas fuertes y saludables; vamos a sacar al campo de batalla la artillería pesada en el combate por la mejora de la salud, vamos a DORMIR. El sueño es nuestra arma secreta y una de las más poderosas dentro de nuestro arsenal. Dormir básicamente nos sirve para todo; cada uno de nuestros procesos fisiológicos requiere del sueño.
A nivel corporal la falta de sueño nos genera:
Nos desequilibra hormonalmente. Nos provoca aumento de la grelina y baja de leptina, generándonos un aumento del apetito. Aumenta la resistencia a la insulina estropeando el metabolismo de la glucosa. Disminuye la testosterona y IGF1 no permitiéndonos construir musculatura.
Nos hace más susceptible a reaccionar con nuestra parte del cerebro mas impulsiva, a nuestro sistema límbico. De esta forma somos mas impulsivos y perdemos el autocontrol, con todos los riesgos que esto implica.
Dormir mal afecta directamente al sistema inmune, generándonos inflamación y estropeando el metabolismo. Dejándonos más expuestos a enfermedades como resfriados, hipertensión, arterioesclerosis o inclusive cáncer.
A nivel cerebral las mejoras son aún más poderosas:
El cerebro aprovecha para reciblar los desechos metabóicos a través del sistema glinfático durante el sueño profundo. Esto nos ayuda a evitar enfermedades como el Alzeheimer.
Mientras dormimos el cerebro consolida muchas conexiones sinápticas ayudándonos a recordar lo aprendido, lo que consideramos importante; mientras elimina otras evitando que recordemos cosas irrelevantes, evitando una saturación a nivel mental.
Por lo tanto, para mejorar nuestra salud aprovechemos este tiempo para dormir entre 7 y 9 horas durante la noche, la mayoría no tenemos excusas para no conciliar esa cantidad de horas de sueño. Inclusive durante la tarde una siestita de no más de cuarenta minutos nos viene perfecto para devolvernos toda la energía gastada durante la mañana y es una de los más fiables indicadores de libertad; nadie que se considere un ser libre es incapaz de dormir una siesta de vez en cuando.