En lo últimos tiempos se ha multiplicado el culto a los cuerpos, a los músculos grandes, contorneados e inflados en hombres y “tonificados”, dando a entender pequeños y definidos, en mujeres. Ambos estándares de adoración están lejos de la realidad y son completamente artificiales. Este amor por esos músculos independientemente de sus utilidades genera una poderosa industria donde se venden publicidades en portales de internet, revistas, cremas, alimentos especiales, suplementos y métodos de entrenamiento (poco efectivos) con la promesa de alcanzar esos cánones de belleza, algo realmente inalcanzable porque todos estos productos son diseñados para vender y no para ser efectivos.
Sí en lugar de perseguir esta ilusión, nos preocupáramos más por lo que somos capaces de hacer, consecuentemente (o afortunadamente) nos veríamos mejor; pues entrenando de manera adecuada nuestras funcionalidades, nuestro cuerpo responde a esos desafíos creando las adaptaciones corporales necesarias ganando indirectamente el atractivo visual.
“Lo que aparentas no tiene nada que ver con lo que eres capaz de hacer.”
Pavel Tsatsouline
En artículos anteriores (este) hemos hablado lo que significaba tener un cuerpo funcional, nombrando las cualidades fuerza, velocidad y resistencia; sin embargo desarrollar la fuerza es la base para poder conseguir adecuadamente las otras dos. Obviamente, esto no quiere decir que debemos descuidar la coordinación, la flexibilidad y el equilibrio; sino que en el fondo son diferentes apoyos para desarrollar fuerza en otros ángulos o rangos.
Lamentablemente, en general en el mundo del fitness no se preocupan por esta funcionalidad y se le pone demasiado hincapié a la cantidad de repeticiones que podemos hacer de un ejercicio hasta quedar agotado, al tiempo que podemos sostener a media intensidad una actividad como correr o andar en bici y en otros casos, como en pasa en algunos box de crossfit, un excesivo entrenamiento metabólico con demasiado foco en disminuir el tiempo en que se realizan las combinaciones de ejercicios.
En nuestro entorno natural de origen, los hombres debíamos proteger a nuestras familias, conseguir nuestros alimentos; mientras las mujeres con un sentido del cuidado mucho mayor debían asegurar la conservación de la familia y soportar la crianza de los niños, ambos trabajábamos igual de duro para la supervivencia del grupo, pero con roles diferentes asignados de manera natural. De que hagamos bien nuestro trabajo dependía nuestra supervivencia y para trabajar bien debíamos sí o sí ser fuertes.
Hoy en día con los trabajos modernos no dependemos de la fuerza para sobrevivir. Se valora más la inteligencia, de manera correcta, pero nuestra genética sigue siendo la misma y nuestro cuerpo espera ser fuerte para funcionar correctamente. Por esto para mucha gente la fuerza pasó a ser opcional. Pero desconocen que en igualdad de condiciones las personas débiles son infelices, frente a otra fuerte. Y este hecho se pone de manifiesto en el aumento de la autoestima mientras se gana fuerza.
Si bien es cierto que siempre remarcamos la importancia de moverse mucho, también es igual de cierto que si la disciplina que realizamos no nos hace más fuertes, en realidad es incompleta. Los buenos entrenadores entienden que desarrollar la fuerza es fundamental, y no sólo desde el punto de vista de rendimiento deportivo sino desde el punto de vista de salud. Cuanta más fuerza tengamos menos esfuerzo necesitaremos para nuestras actividades diarias, mejorando nuestro rendimiento general. Si aumentamos nuestra fuerza, mejoramos nuestra salud y muchos estudios lo demuestran (como por ejemplo, este).
Podemos enumerar las siguientes ventajas de mejorar nuestra fuerza:
- Músculos más fuertes están asociado con articulaciones y huesos más fuertes, o sea menos osteoporosis, una razón más para que las mujeres sean fuertes.
- Mejorar la fuerza es clave para aumentar la masa muscular, y el aumento de masa muscular aumenta el metabolismo basal, quemando más calorías en reposo, ayudando a combatir la obesidad.
- Tener un cuerpo fuerte alarga la vida activa, porque previene la sarcopenia, que es la pérdida de masa muscular con la edad.
- Los músculos fuertes mejoran en la sensibilidad a la insulina, factor importantísimo para prevenir enfermedades como la diabetes tipo II y para combatir la acumulación de grasa.
- En general, aumentar la fuerza nos hará mejores deportistas, independientemente del deporte que nos guste practicar.
- Las personas fuertes son más sexys. Inclusive las mujeres. La fuerza es una belleza real; las mujeres fuertes sólo intimidan a los hombres débiles, su confianza en sí mismas las empoderan y estas no agachan la cabeza en busca de encajar en un prototipo de belleza irreal. Por otro lado los músculos no las hacen ver voluminosas como equivocadamente se piensa, por el contrario resaltan las curvas naturales; el exceso de grasa es el culpable de hacerlas parecer voluminosas.

En fin, independientemente del sexo ganar fuerza es fundamental como mejora personal. Mejoraremos nuestra calidad de vida, nuestra autoestima y nuestro reflejo en el espejo.